Acción Educativa en Diabetes, Obesidad y Sobrepeso, A.C.

    Numeralia: SARSCov2 y cubrebocas

    15 Jul 20 - 12:39


     

     

    por Dr. M.N.H. Alejandro A. Ortiz Solorio

     
    El uso de cubrebocas es un asunto que debe quedar alejado de toda discusión. Cuando respiramos, hablamos, gritamos, cantamos, estornudamos o tosemos expulsamos gotas respiratorias al ambiente. Cuando hablamos, esas pequeñas gotas son proyectadas desde nuestra boca al exterior en cantidad variable según la intensidad de voz, incluso algunas palabras con letras fuertes como la “P”, “K” y “T” son capaces de lanzarlas a mayor distancia. En general, las gotas grandes (mayores a 60 µm de diametro) tienden a caer al piso a máximo un metro de distancia; las medianas (de 59 µm o menos) pueden alcanzar cerca del doble de distancia (1.84 m) y las más pequeñas (menos de 10 µm) denominadas como “núcleos de gota” pueden viajar grandes distancias. De manera que el “radio respiratorio” comprendido entre 0 a 1.84 metros de longitud, es una zona donde esas gotas pueden ser aspiradas por cualquier otra persona; si van cargadas con virus o bacterias se convierten en un alto riesgo de contagio de cualquier infección. Al estar dentro de ese rango se estarán inhalando gotas respiratorias de la persona con quien esté usted próximo o hablando y por fuera de ese radio, la única preocupación serían los núcleos de gota. Es obvio que las gotas más grandes pueden contener cantidades mucho mayores de microbios, mientras que los núcleos contendrán pocas partículas infecciosas.
     
    Para el caso del COVID-19, debemos saber que una persona que ha adquirido el virus SARS-Cov2 es capaz de contagiar a otras personas incluso hasta 3 días antes de desarrollar los síntomas de infección (llamado periodo de infección subclínica) en virtud de que para entonces ya tiene una carga viral en la nariz y faringe similar a la de las personas ya enfermas.
     
    Si no hay forma posible de distinguir quien está o será un futuro enfermo, lo que nos queda es adoptar medidas de prevención y para evitar la posibilidad de contagio debemos considerar 4 aspectos:
     
    Distancia. Una Sana Distancia de 1.84 m asume que no seremos alcanzados por gotas respiratorias grandes ni medianas por que caerán al piso, aunque el riesgo de entrar en contacto con virus contenidos en los núcleos de gota subsistirá. Mientras más apartado se esté de otras personas y más se dispensen esas partículas en el aire circundante, la concentración de partículas infectantes será menor y el riesgo de desarrollar la enfermedad también habrá disminuido.
     
    Tiempo.  A mayor duración de una conversación -cara a cara- habrá una posible aspiración cada vez mayor de partículas virales que podrán sumar a una dosis infectante.  
     
    Dónde estemos. Las gotas respiratorias caen al piso con la misma velocidad en el interior de un inmueble que al aire libre, sin embargo la distancia que recorran será variable por efecto de la fuerza y dirección del viento o acaso de algún sistema de aire acondicionado. Procure en caso de haber algún contacto interpersonal, sea de forma cruzada a la dirección de la corriente de aire.
     
    Cubrebocas. Su uso impedirá que el 100% de las gotas respiratorias sea expelido al ambiente mientras respiramos, hablamos, gritamos, tosemos o estornudamos, quedando atrapadas en la superficie interna del cubrebocas. El porcentaje de efectividad varía de acuerdo a la calidad del mismo. Sin embargo, hasta el tipo más básico de hechura casera estará contribuyendo positivamente con este fin, atrapando particularmente las gotas grandes, que para el caso de estar infectado –sintomático o no- contendrían mayores concentraciones de partículas virales contagiosas.  En la medida que aumenta el número de capas y disminuye la porosidad del material será posible detener también las gotas medianas que aunque podrían contener menores concentraciones de partículas virales, de ser liberadas al ambiente llegarían un poco más lejos. Los Cubrebocas de más alta calidad deberían reservarse y proveerse para el personal de salud en contacto con personas infectadas, debido a que por la naturaleza de su trabajo y el servicio que proporcionan no pueden modificar sustancialmente los factores antes mencionados de distancia, tiempo ni ubicación. De manera que volcarnos en la locura de conseguir los “mejores” puede contribuir al desabasto de instituciones de salud.

    Los aditamentos para filtrar la inhalación/exhalación que son agregados a algunos cubrebocas suelen inducir cierta pérdida en el adosamiento del mismo a la cara, disminuyendo su efectividad. Los que tienen válvulas permiten la eyección de gotas respiratorias a través de esa “puerta” y dado el diámetro de sus orificios incluso a mayor velocidad que la respiración normal y dispersando las gotas aún más lejos. Los cubrebocas N95 y KN95 son de alta calidad y proveen excelente protección tanto en la exhalación como en la inhalación pero solo si están ajustados a la cara en la forma adecuada, lo cual en la práctica no es fácil.
     
    Si su hechura lo permite, los cubrebocas deben ser lavados con frecuencia sobretodo si se utilizan por periodos prolongados. El agua y jabón son suficientes, tallando y haciendo espuma al menos durante 1 a 2 minutos.
     
    El uso del término “calidad” es en función de qué tan bien se adapte el cubrebocas al contorno de su cara, debiendo adosarse al rostro sin quedar flojo ni separado del mismo; de qué tanto aire pase a través del o los materiales de fabricación (pueden hacerse diversas pruebas: si filtra el agua o es impermeable y la prueba del vaho en un espejo); de que tanto vapor sube a los ojos y pueda empañar lentes, gafas o goggles en caso de usarlos en conjunto; de si es de un solo uso (desechable) o pueda reutilizarse;  y de si tiene o no aditamentos para mejorar la aspiración/expiración de aire. Como verá no se puede sugerir alguno como universalmente óptimo pero si debemos subrayar que debe ser nuevo y/o estar limpio, en buen estado, que cubra nariz y boca y, esté colocado correctamente según su diseño, es decir que no esté “de cabeza”, atravesado ni volteado hacia afuera. Se ha estipulado que un buen cubrebocas reducirá al menos el 50% de las emisiones del usuario y que aquellos que son multicapa con uso de dos o más materiales diferentes logran una eficacia de filtrado hasta del 90%.
     
    El principal propósito de uso de un cubrebocas es servir como un control de emisiones; si logramos disminuir la cantidad de gotas respiratorias que salen de nosotros mismos hacia el ambiente, podremos disminuir sustancialmente la cantidad de virus que podrían estar en el aire y así disminuir el riesgo de todos; permitiendo incluso tener conversaciones seguras cara a cara durante un tiempo mayor, como veremos más adelante. Coloquialmente dicho: “Mi cubrebocas te protege, tu cubrebocas me protege”.
     
    Los diferentes escenarios donde pudiéramos exponernos a compartir espacios con otras personas también debe ser un asunto de atención, como en:
     
    Espacios públicos vs espacios cerrados. En espacios públicos teóricamente podría incrementarse el riesgo de infección simplemente porque hay más gente y por la duración del tiempo de estancia en el lugar. Sin embargo, lo confirmado es que los espacios cerrados son más riesgosos por haber menor intercambio de aire en ellos, lo que permite que los virus se acumulen en el aire a falta de una adecuada ventilación o filtración del aire. El uso del cubrebocas en ambos casos reducirá las emisiones respiratorias y puede alentarnos a permanecer seguros por tiempos ligeramente mayores particularmente en espacios cerrados.
     
    Espacios laborales. En caso de realizar trabajo por largos periodos en espacios cerrados es recomendable usar cubrebocas multicapa y diseñados con 2 o más materiales y con puente nasal ajustable para sellar la parte superior. En la medida que se pueda salir ocasionalmente a respirar al exterior, se aminorarán las amenazas del interior. En caso de contarse con sistemas de aire acondicionado son mejores los sistemas de de área fraccionada que los de distribución general, especialmente si cuentan con filtros HEPA (del inglés High Efficiency Particle Arresting). Existen sistemas Mini-purificadores de aire con filtro Hepa para espacios pequeños o uso doméstico. Estos sistemas no son perfectos y a pesar de usarse cubrebocas es necesario conjuntar otras medidas que disminuyan los riesgos de infección tales como la sana distancia y el lavado de manos frecuente. 
     
    A la fecha, mucha gente parece estar dando un suspiro de alivio. Una curva epidémica puede tener una relativa predictibilidad de ascenso hasta alcanzar un pico y junto con ello, el descenso también puede predecirse. Contamos con datos robustos de la experiencia en China e Italia que muestran que la curva de mortalidad declinará lentamente, con persistencia de las muertes durante meses. Asumiendo que durante el ascenso ocurran 40 mil defunciones podríamos pensar que en el descenso se darán otras 40 mil más.
     
    No descuidemos el hecho de que para contagiarse de ésta enfermedad se necesita una determinada dosis infectante del virus. Basados en estudios con otros Coronavirus, parece que se requieren tan solo pequeñas dosis del virus para producirse la infección. Algunos expertos estiman que las necesarias para infectar podrían ser tan pocas como 1000 partículas virales del SARS-Cov2. Nótese que este dato aún está en investigación y debe confirmarse. El asunto de ser cierto, puede significar que podemos adquirir esa dosis en una sola inspiración respiratoria al estar frente a un portador del virus o en un tallado de ojos con las manos contaminadas; o a través de 100 partículas virales inhaladas en cada una de 10 respiraciones; o 10 partículas virales en 100 respiraciones. Cada uno de esos supuestos determinaría la aparición de infección.
     
    El SARS-Cov2 tiene afinidad por los tejidos de la garganta y la nariz, ahí se multiplica durante la primera semana de infección, alcanza una carga viral máxima a los 5 a 6 días después de iniciados los síntomas, decrecen significativamente al día 10 y en general son más abundantes en la nariz que en la garganta.  Esto ocurre de manera independiente de la replicación pulmonar en caso de aparecer.
     
    Veamos lo que sucede en escenarios específicos como en un baño, al toser, estornudar, etc. Un baño tiene muchas superficies con las que podemos tener contacto, las manijas de la puerta, las llaves del lavabo, tapas de WC, puertas de canceles, etcétera; y que al haber sido contaminados por una persona adquieren la denominación como “fómites” actuando como puente o eslabón en la transmisión del agente patógeno de una persona a otra. Todos involucran un riesgo alto. No se ha demostrado que partículas virales presentes en las heces de enfermos pueda ser infectante, pero si sabemos que el simple hecho de jalarle al desagüe de la taza de baño genera un efecto aerosol lanzando al ambiente muchas pequeñas gotas no perceptibles. Lo mejor será que al drenar el WC no estemos de frente. Tengamos especial cuidado en baños públicos (aire y superficies) hasta que tengamos más conocimientos de estos riesgos.
     
    Tos. Cada vez que se tose se liberan cerca de 3,000 gotas que viajan a más de 80 km/hr. La mayoría de las gotas son grandes y caen por gravedad rápidamente, pero otras permanecen en el aire y pueden viajar a todos los rincones de la habitación en pocos segundos.
     
    Estornudo. Un solo estornudo expele cerca de 40,000 gotas a cerca de 322 km/hr de velocidad. La mayoría de las gotas son pequeñas y son capaces de alcanzar distancia suficiente para esparcirse a lo largo de toda una habitación.
     
    Una persona infectada al toser o estornudar una sola vez puede expeler hasta varios millones de partículas virales que pueden dispersarse a su entorno.
     
    Respiración. Una sola respiración puede liberar de 50 a 5,000 gotas. La mayoría viajan a baja velocidad y caen al piso rápidamente. Si la respiración es nasal ese número puede ser incluso mucho menor por quedar atrapadas en las vellosidades propias de la mucosa nasal. Si la exhalación no es forzada, las partículas virales del árbol respiratorio bajo no son expulsadas.
     
    Aunque aún no contamos con estudios fehacientes que nos reporten la cantidad exacta de partículas virales de SARS-Cov2 contenidas en las gotas respiratorias de un enfermo, podemos tomar como referente las contenidas en pacientes con Influenza, en quienes se ha demostrado que respirando normalmente pueden expulsar más de 33 partículas virales por minuto. Para el caso que nos compete podrían ser 20 partículas por minuto.
     
    Deduciendo de lo anterior, si acaso todas esas 20 partículas tuvieran acceso a nuestras vías respiratorias y a sabiendas que la dosis infectante es de aproximadamente 1,000 entonces requeriríamos = 1,000/20 = 50 minutos para reunir las partículas requeridas para enfermarnos.
     
    Para fines ilustrativos únicamente y de acuerdo a la forma como ha sido expuesto, la expresión matemática sería la siguiente:
     
    Riesgo de infección = (Cantidad de virus al que estemos expuestos/min) x (Tiempo de exposición)   x  100
                                                                                                         1,000

     

    Estar hablando aumenta 10 veces la cantidad de gotas respiratorias contenidas en la respiración normal, así podríamos estimar que al cantar una persona portadora de infección podría expulsar al menos 200 partículas virales por minuto. Asumiendo que todos los virus fueran inhalados por otra persona, se requerirían solo de 5 minutos de exposición para resultar infectado (1,000/200=5).
     
    De acuerdo a nuestra formula, se asume que cualquier persona que permanezca hablando cara a cara sin protección por 10 minutos o más con un enfermo de COVID-19 estará en situación de “Potencialmente infectado”.
     
    De hecho, la Secretaría de Salud refiere que en el ambiente laboral, un contacto de trabajo involucra a: “Aquella persona que ha compartido el mismo espacio laboral con una persona confi­rmada o sospechosa de COVID-19, bajo las siguientes condiciones: Por un periodo de 10 minutos o más a una distancia menor a 1.5 metros y sin haber usado el equipo de protección personal adecuado (EPP): cubrebocas, careta o lentes protectores; haber tenido exposición directa con las secreciones, gotículas o aerosoles de un trabajador infectado o sospechoso (por ejemplo, si estornudan o tosen frente al contacto sin taparse la nariz y la boca) o contacto directo con superfi­cies contaminadas por el trabajador infectado; y, el contacto de trabajo debe haber ocurrido en promedio cinco días anteriores al inicio de los síntomas”. Lo cual contempla parte de lo arriba escrito, aún bajo el supuesto de que no todas las partículas hubieran sido inhaladas por la persona.
     
    Por ello, un asunto de crítica importancia es que cualquier persona sintomática confirmada o sospechosa de enfermedad debe QUEDARSE EN CASA.
     
    Se sabe que el 44% de las infecciones adquiridas en la comunidad (en la calle o fuera de casa) son vinculadas con personas sin ningún síntoma y que pudieron estar diseminando el virus hasta 5 días antes de empezar a expresar los síntomas de la enfermedad, SIN SABERLO.
     
    Los datos muestran que el índice de contagiosidad, es decir el número promedio de personas que se contagian a partir de cada caso confirmado de COVID-19 es de 2 a 4 personas a nivel global; que la tasa de trasmisión intrafamiliar es del 10 al 15%; que la tasa de ataque entre contactos cercanos es aproximadamente del 10%; que el intervalo de tiempo requerido para que se sucedan contagios en cadena es de 4 a 5 días; y, que la tasa de ataque (sin medidas de contención ni prevención) es del 30 al 60%.
     
    No se puede ser indolente en cuanto a los brotes terribles de enfermedad que han ocurrido en asilos de ancianos que superan esos promedios y que peor aún, los brotes más grandes se han dado en cárceles, por celebrar ceremonias religiosas, en ciertos lugares de trabajo, tales como instalaciones de envasado de alimentos procesados y Call centers. Cualquier entorno cerrado, con poca circulación de aire y alta densidad de personas agrava el problema. Las Bodas, funerales y fiestas de cumpleaños acumularon cerca del 10% de los casos tempranos en la pandemia y aun así hasta el momento hay gente que opta por arriesgar a sí mismo, a la familia y amigos.
     
    Restaurantes.  Se ha calculado que aproximadamente el 50% de los comensales sentados en la misma mesa con un portador del SARS-Cov2 desarrollará la enfermedad; dependiendo de la proximidad entre personas y mesas, de las condiciones de ventilación del lugar, la dirección del viento y por supuesto del tiempo que se permanezca en el lugar, la diseminación de la enfermedad podrá alcanzar incluso a personas de otras mesas. Recordemos que lugares cerrados poco ventilados representan mayor riesgo.
     
    Lugar de trabajo. En el ambiente de trabajo, la adecuada aplicación de medidas de prevención universal (Sana distancia, Lavado de manos frecuente y uso de cubrebocas y/o protección ocular) también nos protege del alto riesgo de contaminación con fómites tales como manijas de puertas, llaves de lavabo, despachadores de agua, botones de elevadores, pasamanos, barandales, checadores de entrada y torniquetes de acceso.  Es importante emular un aseo de manos con gel antibacterial antes de entrar al trabajo y lavar sus manos perfectamente una vez que esté dentro. No preste ni comparta celulares, bolígrafos, papelería o equipo de protección personal.
     
    Coros. Cantar con una intensidad mayor a la de la voz ejerce un efecto aerosol en las gotas respiratorias. La respiración profunda que acompaña al canto puede además facilitar que esas gotas al aspirarse alcancen mayor profundidad en las vías respiratorias. Dos horas y media de exposición han mostrado ser suficientes para favorecer la aparición de infección en el supuesto de haber un integrante enfermo en el coro.
     
    Supermercados y Centros Comerciales. Los brotes vinculados con ir de compras no parecen mostrar porcentajes significativos según los rastreos realizados. La aplicación de reglas de distanciamiento social durante breves exposiciones limita enormemente la probabilidad de encarar una carga viral infectante. La ponderación del riesgo de infección (a través de la respiración) por asistir a un supermercado o centro comercial, ha considerado el tamaño del espacio aéreo (altura del piso a techo que generalmente es grande), el número recomendado de personas para entrar (restringido a un miembro por familia) y el tiempo que se permanece en la tienda.  Los clientes en promedio permanecerán solo una hora. Toda esa combinación hace que la oportunidad de recibir una dosis infectante sea baja. Para el trabajador de esas tiendas, lo extenso de tiempo que pasa en ellas si le atribuye una mayor posibilidad de recibir dosis infectantes y por lo tanto el trabajo se vuelve más riesgoso, ameritando mayores medidas precautorias.
     
    A medida que vayamos regresando a la normalidad y reanudemos actividades debemos ser responsables para respetar y apegarnos a las medidas de prevención e indicaciones colocadas en el acceso de cada espacio público; entender que el número de personas que estará laborando en una empresa en un mismo horario tendrá que disminuir; favorecer una buena ventilación de los espacios; ser flexible para acatar la duración de las nuevas jornadas de trabajo, que seguramente estarán en congruencia con los “Lineamientos Técnicos de Seguridad Sanitaría en el Entorno laboral” dictados por las autoridades sanitarias y el Gobierno Federal; documento que considera todos los escenarios posibles y emite recomendaciones para cada caso, llamando como área de oportunidad a cada cambio susceptible de aplicarse y que no había sido considerados hasta antes de la pandemia. Finalmente, observe su propio entorno y defina qué cambios, adaptaciones o ajustes debe realizar en él.



    Fuentes de la información: 
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    Anonymous

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